¿quién me ama todavía?
dame manos ardientes,
dame un brasero para el corazón,
dame, a la más solitaria,
a la que el hielo, ¡ay!, siete capas de hielo
enseñan a añorar enemigos,
da, sí, entrega,
enemigo el más cruel,
dame ¡a ti!..
dame ¡a ti!..
¡Se acabó!
Entonces huyo él,
mi único compañero,
mi gran enemigo
¡mi dios verdugo!...
¡No!
¡vuelve!
¡Con todos tus martirios!
Todo el curso de mis lagrimas
discurre hacia ti,
y la última llama de mi corazón
para ti se enardece.
¡Oh, vuelve,
mi dios desconocido! ¡mi dolor!
¡mi última felicidad!...
Un rayo. Dionisyos aparece con esmeraldina belleza.
Dionisyos:
Sé juiciosa, Ariadna...
Tienes oreja pequeñas, tienes mis orejas:
¡mete en ellas una palabra juiciosa!
¿No hay que odiarse primero, si se ha de amarse?...
Yo soy tu laberinto...
Lamento de Ariadna de F. Nietzsche"

Fumar, puede matar. También lo hace el amor ( como experiencia estresante que es) y no pone nada al respecto en las cubiertas de los libros de poesía, ya me gustaría ir algun día a un libro de benedetti y justo en el encabezado de Táctica y Estrategia pudiera leer " Amar, puede matar" o "Amar puede provocar cáncer". Yo elijo que factores de riesgo asumo. Los días de resaca, nunca me sentaron tan bien.